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¿Cómo podemos estar seguros del Señor Jesús?
Escrito por: Rubén Posligua Morales MSc.
Parte 2
Empiezo con la convicción de que la verdad divina puede autentificarse a sí misma. De hecho, resultaría bastante extraño que Dios se revelara a sí mismo en su hijo Jesucristo e inspirara el relato de esa revelación en la Biblia, pero que luego no proporcionara una manera para que la gente corriente conozca dicha revelación.
En palabras más sencillas, el camino común para un conocimiento seguro del verdadero Señor Jesús es éste: El Señor Jesús, tal y como se revela en la Biblia, tiene una gloria una excelencia, una belleza espiritual que por sí misma evidencia que es verdadera.
Es como ver el sol y saber que es luz, y no oscuridad, o como probar la miel y saber que es dulce, y no amarga. No existe una larga cadena de razonamientos desde las premisas hasta las conclusiones, sino una percepción directa de que esta persona es verdadera y de que su gloria es la gloria de Dios.
El apóstol Pablo describió este camino hacia el conocimiento de Jesús en 2 Corintios 4:4–6:
… el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios … Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo.
Pablo nos dice que Dios ilumina nuestros corazones como en la obra de la creación, para que percibamos el conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo. Se está refiriendo a personas que jamás han visto al Jesús histórico.
¿Cómo pueden conocerle y estar seguros de Él? lo que “ven” es la descripción verbal del Señor Jesús en el evangelio, es decir, en la predicación apostólica de Cristo.
Esta descripción, dice Pablo, acompañada por el resplandor de Dios en nuestros corazones, se nos manifiesta como lo que es de verdad: la gloria de Dios en Jesucristo, o la gloria de Cristo, la imagen de Dios.
Vemos que hay dos cosas que hacen que este camino sea posible. Una es la realidad de la gloria de Jesucristo resplandeciendo a través de su descripción en la Biblia.
La otra es la obra de Dios para que los ojos de nuestro cegado corazón se abran y puedan ver su gloria. No es que Dios nos “diga” que la Biblia es verdadera, sino que nos capacita para ver lo que se encuentra en ella.
Hay una gran diferencia. Si Dios nos susurrara al oído que el Jesús de la Biblia es verdadero, entonces ese susurro tendría la autoridad final, y de él dependería todo lo demás.
Pero ése no es el camino que yo veo en la Biblia, ni el camino que yo sigo. Por el contrario, Jesús mismo, y su descripción en la Biblia, de inspiración divina, tienen la autoridad final.
La consecuencia práctica de este camino es que no te pido que ores para recibir un susurro especial de parte de Dios que te ayude a decidir si el Señor Jesús es real. Lo que te pido es que mires al Señor Jesús de la Biblia. Míralo.
No cierres los ojos esperando una palabra de confirmación. Mantén los ojos abiertos y llénalos de la descripción completa de Jesús que te ofrece la Biblia. Si llegas a confiar en Jesucristo como Señor y Dios, será porque ves en él una gloria y una excelencia divinas que son sencillamente lo que son: la verdad.
Mi deseo es que podamos entender lo que Nuestro Señor Jesús es manifestado en nosotros.