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La Seguridad en la Angustia

Escrito por: Rubén Posligua Morales MSc.

Parte 2

La vida cristiana sí es una guerra, una guerra contra el error que Satanás ha infiltrado en la iglesia evangélica, una guerra contra la depravación de nuestros propios corazones idólatras, una guerra contra la pereza espiritual y la carnalidad, y una guerra contra el mundo, que se opone a todo lo que valora la iglesia.

Estos son enemigos gigantescos que la iglesia y cada miembro de ella tienen que confrontar día tras día. Pero también se debe advertir que estos enemigos no mueren fácilmente.

Los vencemos hoy solamente para hacerlos batalla mañana. Tal es la naturaleza de esta guerra.

La guerra es un evento que se compone de episodios de lucha que llamamos batallas. En el vocabulario bíblico, las llamamos pruebas o tribulaciones.

A veces, pasamos días, semanas, y hasta meses sin muchas pruebas, pero eventualmente, estas batallas nos llegan a todos. Si usted no está pasando por una prueba, prepárese, porque mañana puede hallarse involucrado en una batalla que le parecerá que va a arruinar su vida.

Estos episodios de problema y lucha espiritual no deben sorprendernos. Pablo, quien conocía demasiado bien el significado de las tribulaciones, sintió la necesidad de advertir tanto a la iglesia en general como a sus amigos más cercanos de la promesa de pruebas venideras:

Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios, Hechos 14:22b.

¡Cuán diferente es este evangelio de tomar la cruz, morir a sí mismo cada día, y seguir en pos de Cristo para ser perseguido y aborrecido por el mundo y los líderes que promueven el evangelio popular! Según muchos del nuevo ¡y falso! evangelio, Pablo padeció debido a su falta de fe.

Ellos insisten en que Dios quiere que vivamos con todos los bienes que deseemos y merecemos por ser los hijos del Rey de reyes. Dicen que cada cristiano debe vivir en victoria.

Pero el problema aquí es su idea de lo que significa victoria. Definen victoria como tener lo mejor de este mundo.

No obstante, este “evangelio” es una contradicción a la enseñanza clara de las Escrituras. La Biblia nos enseña que hay solamente una vida victoriosa y no es la nuestra. Cristo ha ganado la victoria, pero su victoria vino por medio de una cruz.

Su victoria que se imputa a nosotros por la fe fue por haber conquistado la muerte. Hay victoria en Jesús no hay duda. Pero esta victoria en nuestra experiencia no se realiza completamente sino hasta la eternidad.

El cristiano es aquel que invierte sus emociones, sus esfuerzos, y sus anhelos en otro reino. No se contenta con lo que este mundo ofrece. Busca, como Abraham y los patriarcas otra ciudad, una celestial, cuyo Arquitecto y Hacedor es Dios.

Dado, entonces, que todos enfrentaremos las pruebas, ¿cómo podemos usted y yo pasar por estas dificultades? Pues, podríamos quejarnos de que la vida no es justa, pero si reconocer que con la ayuda divida de nuestros Señor Jesús alcanzaremos la victoria usted tiene la decisión, Gracias por llegar hasta esta conclusión, Grandes Bendiciones.

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