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La Seguridad en la Angustia

Escrito por: Rubén Posligua Morales MSc.

Parte 1

La vida cristiana es una guerra, una guerra contra el temor o inseguridad, que Satanás ha infiltrado en la iglesia evangélica, una guerra contra la corrupción de nuestros propios corazones idólatras, una guerra contra la pereza espiritual y la carnalidad, y una guerra contra el mundo que se opone a todo lo que valora la iglesia, Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios (Hechos 14:22b).

Como pastor, paso horas cada semana aconsejando a personas con sus problemas matrimoniales, la drogadicción, las enfermedades o la muerte de un ser querido. Comprendo como nunca la seriedad de la vida.

Casi no hay un día en que no vivo consciente del dolor en las vidas de los que me rodean. El autor de Eclesiastés nos advirtió de los “días malos.” Pero él hizo algo que mi padre no hizo: él nos llama a prepararnos para estos días difíciles y malos a través del desarrollo de una relación personal con el Dios de la Biblia antes de que vengan las tragedias de esta vida terrenal.

Él dijo que debemos acordarnos de nuestro Creador en los días lindos de nuestra juventud a fin de estar preparados a encarar las dificultades que todos los hombres enfrentan en uno u otro momento (Ecl. 12:1).

Los que han aprendido la responsabilidad entienden la seriedad y la severidad del dolor de la vida. Pero si la vida en general es difícil, la vida del cristiano es guerra. ¿Guerra? ¿Le sorprende la palabra? No nos debe sorprender.

Y, sin embargo, la iglesia en general va perdiendo esta perspectiva de la vida más y más todos los días.

Es triste como la iglesia ve a Jesucristo. En vez de verlo como Señor de toda la tierra, el Creador y Sostenedor y único Redentor de la humanidad, Alto y Sublime y sentado sobre su trono, muchos ¡y dentro de la iglesia! lo ven como un amuleto que sirve para garantizarles la suerte en el amor, la economía, la salud, y el trabajo.

Hasta el eslogan de Coca-Cola ha sido adoptado para llamar a los impíos a una relación personal con el Rey de Universo: las cosas andan mejor con Jesucristo.

Para un cristianismo occidental que conoce relativamente poco de la persecución verbal y física, tal invitación puede parecernos linda y animadora. Sin embargo, como el cristianismo del resto del mundo sabe y cada cristiano verdadero ha aprendido, la vida cristiana no es nada fácil.

Frecuentemente, en vez de ser linda y llena de bendiciones, la vida cristiana es ardua, tortuosa, y problemática.

Para los que piensan que uno puede sencillamente agregar a Cristo a la vida para que las cosas anden mejor, Cristo le aconseja que considere el costo antes de comprometerse a seguir en pos de Él, Lucas 14:28–29.

No hay nadie que siga a Cristo sin costo. ¿No nos enseñó Cristo que seríamos aborrecidos por el mundo? ¿No comparó Pablo la vida cristiana a la guerra cuando le mandó a Timoteo que fuera un soldado? ¿No nos dice Juan en Apocalipsis que tenemos que ser fieles hasta la muerte para recibir la corona de vida?

Gracias por el tiempo que dedica a leer este pequeño blog, los espero en su conclusión.

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