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Escrito por: Rubén Posligua Morales MSc.
Parte 2
Esta tierna promesa se relaciona con el éxodo: «como en el día de su subida de la tierra de Egipto». Además de los truenos y relámpagos del Monte de la Ley (Heb. 12:18–21), el lugar servía para manifestar la unión matrimonial entre Jehová y «la esposa», Israel.
No extrañará a nadie de que la figura varíe a veces, empleándose la de «Padre e hijos». El meollo del pacto, pues, viene a ser la afirmación de las relaciones especiales que existen entre Jehová e Israel, y volveremos a notar la importancia de este hecho al tratar de las renovaciones del pacto.
Los aspectos parentéticos del pacto de Sinaí. Sinaí no sólo tuvo por objeto continuar y confirmar las promesas hechas a Abraham en relación con el pueblo ya formado, sino que fue introducido otro factor aparentemente contradictorio, ya que manifestó la justicia de Dios, haciendo el diagnóstico del pecado de aquel pueblo y de toda la raza.
Pensando en esta faceta, la «pieza fundamental» es el Decálogo, que volveremos a mencionar: la piedra de toque que había de poner a prueba el corazón de «la esposa» y la realidad de sus fáciles promesas.
No hemos de olvidar ni por un momento la verdad expuesta en el último párrafo, pero tampoco podemos pasar por alto los grandes contrastes entre el Monte de Sinaí y el Monte de Sion que se subrayan en Heb. 12:18–24, ni aquellos otros, tan marcados, entre el pacto viejo y el nuevo de 2 Corintios cap. 3.
La primera comunicación divina con Moisés al pie del monte recordó la gracia de Dios para con su pueblo (Ex. 19:3–6), pero en seguida después del precipitado compromiso del pueblo «Todo lo que Jehová ha dicho, haremos» el tono del mensaje que Moisés había de comunicar cambió radicalmente: «He aquí, yo vengo a ti en una nube espesa… guardaos, no subáis el monte… cualquiera que tocare el monte, de seguro morirá… Todo el monte Sinaí humeaba, porque Jehová había descendido sobre él en fuego…» (Ex. 19:8–22).
Después de la lectura del libro del pacto el pueblo reiteró por dos veces más que había de ser obediente. Veremos las provisiones de la gracia de Dios en su lugar, pero aquí hemos de tomar nota del hecho de que el pueblo se comprometió a cumplir los mandamientos de Dios, pese a su repetida experiencia anterior, no sólo de su propia debilidad, sino aun de un persistente espíritu de rebeldía.
Todo fue necesario dentro de los planes de Dios, y Pablo señala el momento de esta forma: «La Ley, empero, se introdujo de un lado (pareiselthen) para que abundase la ofensa» (Rom. 5:20).
Las provisiones del pacto abrahámico, anticipando la Obra de la Cruz, seguían siendo válidas, y por eso no murió el pueblo bajo los juicios de Dios. Sin embargo, tanto Israel, como los hombres en general, habían de aprender que el brazo de la carne no puede cumplir las exigencias de la justicia de Dios.
Pablo resume la situación en Rom. 3:19 y 20: «Sabemos que cuanto dice la Ley, lo dice a los que están bajo la Ley, para que toda boca se cierre y todo el mundo sea reo delante de Dios, ya que por las obras de la Ley (ninguna carne será justificada delante de él), pues por la Ley es el conocimiento del pecado.» En este contexto «Ley» no puede constituir el falso concepto legal de los fariseos, que examinaremos más abajo, sino aquello que Dios promulgó en el Monte de Sinaí.
El Decálogo como pieza esencial del pacto sinaítico. El término «Ley» (nomos en griego) se emplea de distintas formas, y es preciso tomar cuidadosa nota del contexto cuando se halla en el texto del Nuevo Testamento.
1) Puede señalar el Decálogo, como meollo de los mandamientos que Dios colocó delante de los hombres;
2) puede significar el conjunto del sistema legal del Antiguo Testamento;
3) puede referirse —siguiendo la costumbre de los judíos del primer siglo al Pentateuco;
4) puede guardar su significado general en griego helenístico, en cuyo caso quiere decir «norma», sea norma de conducta o un principio de acción. En este párrafo queremos hacer una breve referencia al Decálogo, que da su carácter especial al pacto de Sinaí
Estoy muy agradecido por el tiempo que usted ha dedicado en leer este blog espero que esta lectura haya sido de gran Bendición.
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