Ministerio Pastoral
Universidad Cristiana Logos
Blog de Estudios
Escrito por: Rubén Posligua Morales MSc.
Parte 1
Las circunstancias históricas. Las promesas sobre el nacimiento de Isaac y la multiplicación de su descendencia se habían cumplido, y, pasando el tiempo, José había recogido a su familia en la relativa seguridad de la tierra de Gosén.
Tras las bendiciones de los tiempos de José, y el favor de la dinastía Hiksos, vino la opresión bajo el nuevo imperio egipcio.
Hemos de suponer que los anales de las familias patriarcales se habían guardado, según la costumbre de la época, siendo complementarias sus lecciones a las de la conservación del sarcófago de José (Gén. 50:24–26; Ex. 13–19), de modo que se habían guardado entre los israelitas conocimientos más o menos precisos acerca del pacto abrahámico.
Llegó el gran momento del éxodo, el nacimiento de la nación, y tres meses después, los israelitas, ya constituidos en un pueblo libre, se hallaron al pie del Monte de Sinaí, dispuestos a escuchar los términos de un pacto que les afectaba a todos. El pacto abrahámico se había concertado con un solo hombre, Abraham, cuyo hijo la simiente que era el centro de las promesas no había nacido aún.
Era evidente que las relaciones entre Dios y el padre de la raza habían de confirmarse, con las necesarias modificaciones, tratándose ya de la raza que se había prometido.
Advertimos que el estudio del pacto sinaítico no es fácil, ya que abarca varias facetas, todas las cuales debieran tomarse en cuenta. Si afloran factores aparentemente contradictorios tenemos que recordar que cada medalla tiene su anverso y reverso, comprendiendo que una faceta complementa a otra y no la anula.
El escritor inspirado que más comenta este pacto es Pablo, y debiéramos repasar porciones como 2 Cor. cap. 3; Rom. caps. 2 a 4; 9 a 11; Gál. caps. 3 y 4, con el fin de tener en cuenta su enseñanza sobre el sistema legal. Al mismo tiempo, todo no es negativo en el pacto sinaítico, ya que incorpora las relaciones entre Dios y su pueblo esbozados anteriormente en el pacto abrahámico.
No es legítimo decir: «Desde Abraham hasta Sinaí tenemos un pacto de gracia, que finaliza al pie del monte para dar lugar a un régimen legal.» Tampoco es legítimo hacer caso omiso de la luz que Pablo echa sobre el sistema legal.
Las «dispensaciones» no son períodos, sino «modos de administración» de la gracia y de los juicios de Dios. Según el caso, pueden coincidir, como, en efecto, coincidieron el pacto abrahámico y el sinaítico hasta que los dos se cumplieron, de distintos modos, en la Obra de la Cruz.
El pacto sinaítico entraña y continúa factores del pacto abrahámico. El pacto de Gén. cap. 15 confirma las promesas hechas con anterioridad a Abraham y que establecieron relaciones especiales entre Jehová y su pueblo. Estas son reafirmadas cuando Dios comisiona a Moisés a sacar al pueblo de Egipto (Ex. 3:6–18) y constituyen la base de la nueva comunicación al pie del Monte Sinaí (Ex. 19:3–6).
A las promesas anteriores se ha añadido la gran obra redentora del éxodo, y Jehová preludia el Decálogo diciendo: «Yo soy Jehová tu Dios que te saqué de la tierra de Egipto…, no tendrás dioses ajenos delante de mí…» (Ex. 20:1–6).
Las relaciones ideales entre Jehová y su pueblo se resumen claramente en Lev. 26:11–13: «Y pondré mi morada entre vosotros… y andaré entre vosotros y vosotros seréis mi pueblo.
Yo, Jehová vuestro Dios, que os saqué de la tierra de Egipto… y rompí las coyundas de vuestro yugo, y os he hecho andar con el rostro erguido.» Dentro de la perspectiva profética, hallamos en Oseas tanto la hermosura de las relaciones entre Dios y su pueblo (bajo figuras matrimoniales y familiares) como la tragedia de la infidelidad de Israel.
Por pura gracia Dios aún dirá «pueblo mío» a Israel, después del trágico «no es pueblo mío», y aún más, dentro de la figura matrimonial, Dios promete una plena restauración: «En aquel tiempo, dice Jehová, me llamarás Ishi (marido) y nunca más me llamarás Baali (mi Señor)» (Os. 2:16; comp. Jer. 31:32).
Grandes Bendiciones para cada uno de ustedes continuamos aprendiendo recordando los Pactos del Todopoderoso a realizado con su pueblo los espero en la conclusión sobre este tema Bendiciones.