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Blog de Estudios

Escrito por: Rubén Posligua Morales MSc.

Parte 2

La oración de Jabes, es que las plegarias bíblicas son modelos, no mantras.

Dios no desea que “usemos” las oraciones de las Escrituras de la manera en que las personas de las religiones orientales repiten las mismas palabras una y otra vez, como si tuvieran algún tipo de poder mágico.

Sin embargo, nuestra impresión es sobre esta oración es “…hice la oración de Jabes, palabra por palabra”.

Algunas personas que han tenido la oportunidad de leerla, dicen cosas como las siguientes: “¡Amigos, he hecho la oración de Jabes más de la mitad de mi vida!”, se refiere a las “oraciones de Jabes”, habla a favor de “los que usan la oración de Jabes” y desafía a que sus lectores “hagan parte de la experiencia diaria de su vida la oración de Jabes”

No existe ninguna evidencia en 1 Crónicas, o en ninguna otra parte de las Escrituras que diga que Jabes o que ninguna otra persona haya alguna vez orado estas palabras en ninguna otra ocasión, sin mencionar que las hubiera repetido una y otra vez.

Indudablemente, cuando Jabes oró a Dios, le dijo muchas más palabras de las que están en el versículo, y, las que ahí fueron registradas, probablemente son un resumen que extrae la esencia de su oración.
Es de esta manera, entonces, que debiéramos procurar imitar la esencia de esta oración, y otras de la Biblia, pero no repitiendo las mismas palabras una y otra vez.

Cuando Jesús les entregó la Oración del Señor a sus discípulos como una oración modelo, lo hizo después de haberles advertido sobre las “vanas repeticiones” (Mat. 6:7).

Después les enseñó la oración modelo, sin decirles: “Repetid estas palabras”, sino que: “Vosotros, pues, oraréis así” (Mat. 6: 9).

No creo que sea incorrecto recitar la Oración del Señor palabra por palabra de vez en cuando, sin embargo, sí creo que la mayoría de nuestras oraciones debieran ser versiones personalizadas de esa oración y de otras oraciones bíblicas, oraciones que contengan y sean gobernadas por los principios de la oración que nos han sido enseñados a través de todas las Escrituras.

Cuando optamos por hacer la Oración de Jabes, existe un peligro que rechacemos las otras oraciones modelos, o que infrinjamos los principios bíblicos de la oración de alguna manera u otra.

Uno de estos principios es que Dios normalmente responde a nuestras oraciones con un no, y normalmente también las responde en forma contraria a nuestros deseos (Mat. 26:39–42; 2 Cor. 12:8–9).

Esto lleva a meditar sobre esta oración de Jabes: quiere decir que la “bendición” de Dios siempre será algo que nos gusta.

La Biblia dice: “Bienaventurados los que lloran” (Mat. 5:4), y, “Pero también si alguna cosa padecéis por causa de la justicia, bienaventurados sois” (1 Pedro 3:14; 4:14).

La oración registrada en 1 Crónicas 4 forma parte de una porción narrativa de la Escritura y, por lo tanto, no se debe considerar como normativa.

Jabes recibió lo que quería, por designio divino soberano; sin embargo, ese resultado no puede ser esperado por todos los que lo busquen. En Su sabiduría y amor infinito, Dios normalmente nos bendice reteniendo las “bendiciones” que le pedimos.

Existen otros inconvenientes con La Oración de Jabes, los que incluyen una negación implícita de la soberanía de Dios. Sin embargo, las inquietudes que he expresado debieran servir como una advertencia suficiente para que ahora podamos considerar un entendimiento más correcto de la oración.

Espero haber dejado un poco más de interés acerca de nuestra relación con nuestro Señor y Salvador Jesucristo con nuestra oración, como oramos, a quien oramos, para que oramos.

Gracias por leer este Blog que nuestro Señor Jesús, los Bendiga Grandemente.

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