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Universidad Cristiana Logos
Blog de Estudios

Escrito por: Rubén Posligua Morales MSc.

Parte 1

1 de Crónicas 4:9–10 dice:


Jabes fue más ilustre que sus hermanos, al cual su madre llamó Jabes, diciendo: “Por cuanto lo di a luz con dolor.” Invocó Jabes al Dios de Israel diciendo: “Te ruego que me des tu bendición, que ensanches mi territorio, que tu mano esté conmigo y que me libres del mal, para que no me dañe.” Y le otorgó Dios lo que pidió.

Para entender correctamente la oración de Jabes, es necesario considerar cómo se ha mal utilizado. Esta oración tiene partes buenas y ha logrado buenos resultados al menos ha motivado a que la gente ore más.

Sin embargo, tiene suficientes temas controversiales que sería necesario que le pusiéramos un “anuncio de advertencia”, si se quiere.

Si no se lee con un discernimiento cuidadoso, su contenido puede desviar a los cristianos por el camino equivocado. Por lo tanto, consideremos las siguientes inquietudes con respecto a La Oración de Jabes, esperando que nos den un mejor entendimiento del pasaje y de la oración en general.

Es más lógico y más consistente con el resto de la Escritura, entender que la clave del éxito de Jabes se ha de encontrar en su carácter en el hecho de que él “fue más ilustre que sus hermanos.”

Esa afirmación se encuentra a comienzos del breve relato, la que refleja la riqueza de la enseñanza bíblica acerca del tipo de hombre a quien Dios bendice.

A continuación, veremos algunos ejemplos en los que todos están relacionados con la oración:

Porque sol y escudo es Jehová Dios; gracia y gloria dará Jehová. No quitará el bien a los que andan en integridad. ¡Jehová de los ejércitos, bienaventurado el hombre que en ti confía! (Sal. 84:11–12)

El sacrificio que ofrecen los malvados es abominable para Jehová; la oración de los rectos es su gozo. (Prov. 15:8)

Jehová está lejos de los malvados, pero escucha la oración de los justos. (Prov. 15:29)

Te ruego, Jehová, que esté ahora atento tu oído a la oración de tu siervo, y a la oración de tus siervos, quienes desean reverenciar tu nombre; concede ahora buen éxito a tu siervo y dale gracia delante de aquel hombre. (Neh. 1:11)

La oración eficaz del justo puede mucho. (Santiago 5:16)

Si existiera alguna clave para el buen éxito de Jabes, o para que se le contestasen sus oraciones, sería el hecho de que él confió, adoró y obedeció a Dios como una norma en su vida. Además, este carácter divino debe haber demorado años en desarrollarse no hubo ningún atajo rápido ni fácil para lograr la bendición de Dios.

Por otra parte, si Jabes no hubiera sido “más ilustre que sus hermanos,” su oración no hubiera significado nada y no hubiera recibido nada de parte de Dios.

El salmista dice: “Si en mi corazón hubiera yo mirado a la maldad, el Señor no me habría escuchado” (Sal. 66:18), además, Pedro les dice a los maridos: “Vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas sabiamente… para que vuestras oraciones no tengan estorbo (1 Pedro 3:7).

La Oración de Jabes simplemente no enseña esto con suficiente claridad. En realidad, y a causa de la afirmación errónea de que la oración fue la clave, y a la falta de calificativos importantes, el libro fácilmente puede dar la impresión de que Dios va a responder a esta oración sin importar lo ilustres o lo justos que seamos por medio de Su gracia.

Grandes Bendiciones estimados hermanos los espero en la conclusión de este apasionante tema en el próximo Blog.

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