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Escrito por: Rubén Posligua Morales MSc.

Parte 2

Considera lo que respondió Jesús. Él no dijo, “No merezco este honor que me has concedido, dignatario de los judíos, miembro del Sanedrín; es grandioso ser alabado por alguien en una posición tan elevada”. Es casi como si Jesús no quisiera que Nicodemo deje de adularlo. Una vez que Nicodemo calla, Jesús respondió como siempre lo hacía en su enseñanza: dejar a un lado las minucias e ir al meollo del asunto. Le dijo a Nicodemo, “En verdad, en verdad te digo que el hombre que no nace de nuevo no puede ver el reino de Dios” (v. 3). En otras palabras, “Nicodemo, deja de hablar de cuestiones secundarias y honores personales. Lo que quiero transmitirte es lo siguiente: hay algo imprescindible que la persona debe hacer a fin de ver el reino de Dios”.

Nos encanta hacer distinciones en teología y filosofía, y una distinción muy importante en estas disciplinas es la que se hace entre lo que llamamos una “condición necesaria” y una “condición suficiente”. Una condición necesaria se define como algo que obligatoriamente debe ocurrir antes de que otra cosa pueda suceder. Por ejemplo, la presencia de oxígeno es absolutamente necesaria para encender un fuego. Sin oxígeno no puede haber fuego. Por el contrario, una condición suficiente es lo único necesario para que se dé un resultado. El oxígeno no es una condición suficiente para que haya fuego. Es necesario para el fuego, pero por sí solo el oxígeno no garantiza que resulte el fuego. No se puede tener fuego sin oxígeno, pero se puede tener oxígeno sin tener fuego. En resumen, una condición necesaria es un sine qua non: sin ella no se consigue el efecto deseado.

En esta conversación con Nicodemo, Jesús dio una condición necesaria. Es necesario aguzar el oído cada vez que Jesús enseña condiciones necesarias, pero esto es especialmente cierto en este caso, porque Jesús describe un requisito absoluto para la entrada en el reino de Dios. Él dijo, “A menos que el hombre nazca de nuevo, no puede ver el reino de Dios”. Es decir, a menos que suceda “A”, “B” no puede seguir. ¿Ves por qué es tan importante? Con estas palabras, Jesús estableció la condición necesaria para entrar en su reino.

Él interrumpió a este hombre altamente instruido en teología, un líder religioso reconocido y alabado por sus conciudadanos de Israel, y le lanza esta verdad como un balde de agua fría: “Tú necesitas nacer de nuevo”. Es como si yo entrara en una iglesia y mientras el pastor me hace una pregunta teológica o me dice palabras amables, yo le dijera: “Alto. Ni siquiera puedes ver el reino de Dios, porque necesitas nacer de nuevo”. No es de extrañar que los fariseos fueran tan hostiles con Jesús.

Dicho de la manera más simple posible, si no renaces espiritualmente, no eres cristiano. Es necesario nacer de nuevo para ser cristiano. Nadie nace siendo cristiano. Nadie llega a este mundo estando ya incorporado al reino de Dios. Los fariseos pensaban que ellos nacían en el reino de Dios. Su razonamiento era: “Somos hijos de Abraham. Hacemos todo lo que es correcto. Tenemos la ley de Moisés”. Pero más adelante Jesús les diría algo como esto, “Ustedes no son hijos de Abraham. Ustedes son hijos de aquellos a quienes sirven” (Juan 8:39–47).

No puedo enfatizar completamente lo radical de esta declaración de Jesús. Si a nosotros nos parece radical, sonaba aun más radical para los contemporáneos de Cristo.

Recuerden a mi amigo que dijo: quiero ser cristiano, pero no quiero ser un cristiano nacido de nuevo”. En realidad, lo que él quería eran las rosas, pero sin espinas. Lo más probable es que quisiera decir: “Quiero ser cristiano, un cristiano de verdad, pero no quiero ser una de esas personas que alardean y fastidian a los demás con sus repulsivos métodos de evangelismo”. Esa era la manera en que estaba identificando a un grupo de cristianos que lo incomodaban, un estilo particular dentro de la iglesia cristiana a los que él percibía como los únicos “cristianos nacidos de nuevo”.

Pero en el significado real de las palabras, existe solo un tipo de cristiano. Hay diferentes estilos de ese único tipo de cristiano. Algunos son corteses y otros son ásperos. Algunos son callados y otros son locuaces. Algunos son conservadores y otros no lo son tanto. Pero el único tipo de cristiano que entra en el reino de Dios es el cristiano regenerado, porque Jesús hizo del nuevo nacimiento una condición necesaria. Entonces lo primero que quiero comunicarles acerca del nuevo nacimiento es que es necesario.

Por el tiempo que usted ha dedicado en leer este importante tema en este blog es un privilegio compartir estas pequeñas líneas con ustedes, gracias.


Bendiciones.

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