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Escrito por: Rubén Posligua Morales MSc.

Parte 1

Martín Lutero declaró que la justificación solo por la fe es el artículo sobre el cual la iglesia se apoya o cae. Esta doctrina cardinal de la Reforma Protestante fue vista como el campo de batalla para nada menos que el propio evangelio.

La justificación puede ser definida como el acto por el cual los pecadores injustos son hechos justos a la vista de un Dios justo y santo.

La necesidad suprema de las personas injustas es la justicia. Cristo provee esta falta de justicia en lugar del pecador creyente. La justificación solo por la fe significa la justificación únicamente por la justicia o el mérito de Cristo, no por nuestra bondad o por nuestras buenas obras.

El punto de la justificación se centra en el tema del mérito y la gracia. La justificación por la fe significa que las obras que hacemos no son lo suficientemente buenas para merecer la justificación.

Como lo expresó Pablo, “ya que, por las obras de la ley, ningún ser humano será justificado delante de él” (Romanos 3:20).

La justificación es contable. Es decir, somos declarados, contabilizados o considerados justos cuando Dios nos acredita la justicia de Cristo en nuestra cuenta. La condición necesaria para esto es la fe.

La teología protestante afirma que la fe es la causa instrumental para la justificación porque la fe es el medio por el cual nos apropiamos de los méritos de Cristo.

La teología católica enseña que el bautismo es la causa instrumental primaria para la justificación y que el sacramento de la penitencia es la causa secundaria, o restauradora.

La teología católica considera a la penitencia como la segunda tabla salvavidas para la justificación de aquellas personas cuyas almas han detenido aquellas que han perdido la gracia de la justificación por cometer un pecado mortal.

El sacramento de la penitencia precisa de obras de satisfacción por las cuales los seres humanos logran el mérito apropiado para la justificación. El punto de vista católico afirma que la justificación es por la fe, pero niega que sea únicamente por la fe, agregando las buenas obras como una condición necesaria.

La fe que justifica es una fe viviente, no una profesión hueca de fe. La fe es una confianza personal que acepta únicamente a Cristo para su salvación. La fe salvífica es también una fe que acepta a Cristo como su Salvador y Señor.

Gracias por el tiempo que usted a dedicado para leer este pequeño blog, espero que siga con nosotros en la conclusión de este tema tan importante para cada uno de nosotros.

Bendiciones.

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