Ministerio Pastoral
Universidad Cristiana Logos
Blog de Estudios
Escrito por: Rubén Posligua Morales MSc.
Parte 1
Las palabras pueden acabar con una relación. Las palabras pueden envenenar nuestra motivación e inspiración.
¿Cuántos de nosotros han luchado con el perdón y han tenido que hacer un gran esfuerzo para perdonar a alguien que hemos herido intensamente?, ¿Qué pasaría si tuviera que caminar con el saco de piedras colgando de su gancho por el resto de su vida?
Cuando perdonamos, nos deshacemos de las rocas que nos doblegan y disminuyen nuestra fortaleza.
Cuando respondemos inmediatamente, sin necesidad de pensarlo: “No podría correr más”. Me sorprendió y alegró esta respuesta. En vez de decir:” Me doblaría” o “Sería difícil caminar”, el experto atleta expresó preocupación por no poder correr más.
Nuestra respuesta expresa muy bien el costo de despojarse de las “rocas” nuestra carga por la falta de perdón, piense en todas las Escrituras que hacen referencia a correr al atleta que se ha preparado para esto toda su vida.
El apóstol Pablo nos dice: “¿No saben que en una carrera todos los corredores compiten, pero sólo uno obtiene el premio? Corran, pues, de tal modo que lo obtengan”.
Y las escrituras nos interrogan y preguntan, “Ustedes estaban corriendo bien. ¿Quién los entorpeció para que dejaran de obedecer y practicar a la verdad?”.
Lo que hablo desde un punto de vista de nuestro esta físico “no podría correr más” es también una verdad emocional y espiritual. Con el peso de demasiadas rocas por nuestra falta de perdón lo máximo que podemos hacer es descansar en cada esquina por nuestro camino por la vida.
Si se añaden más rocas a nuestro costal, escasamente podremos movernos. Y si aún aumentamos más rocas estaremos completamente aplastados bajo su peso.
Pero cuando aprendemos a perdonar aun cuando no lo sintamos hacerlo, y nos despojamos de las piedras que nos arrastran y disminuyen nuestras fuerzas, mientras trabajamos en el proceso de perdonar, quedamos libres de este pecado nos sentimos libres para avanzar por nuestro camino en la vida.
El profeta Isaías describe cómo es la libertad: “Volarán como las águilas: correrán y no se fatigarán, caminarán y no se cansarán”.
Ahora, volviendo nuevamente a nosotros, lo último que quisiera hacer es dejar a este hombre con el peso de su dolor emocional y espiritual, el cual nos desgasta y exclamamos ¡Yo quiero verlo correr!
Me pregunto en este preciso momento, quieres vivir el resto de tu vida cargando todo este dolor de tu pasado, si tu respuesta es no, te espero en el siguiente blog, para ayudarnos a resolver este este dolor, esta carga, este pecado que nos impide avanzar para alcanzar nuestro tan anhelado perdón y descanso.