Ministerio Pastoral
Universidad Cristiana Logos
Blog de Estudios
Escrito por: Rubén Posligua Morales MSc.
Parte 2
La antropología hebrea estaba como incluida en la revelación.
El origen del hombre se describe en los primeros capítulos del Génesis.
Allí aparece diferenciado de Dios, es «otra» persona, pero fue creado a imagen y semejanza de Dios. Los propósitos del Creador con la primera pareja humana tienen su respuesta.
El hombre no es un «ser en busca de sentido»: Su origen, sentido y esperanza están claramente descritos.
Esto no impidió que al desarrollarse la cultura se plantearan problemas existenciales. Job, el patriarca sufriente, pregunta: «¿Qué es el hombre para que lo engrandezcas, y pongas sobre él tu corazón, y lo visites todas las mañanas?» (Job 7:17).
Su profundo sufrimiento lo llevaba al interrogante. David también, frente a la inmensidad del cosmos, repite la pregunta: «¿Qué es el hombre para que tengas de él memoria, y el hijo del hombre para que lo visites?» (Salmos 8:4).
Y vuelve a interrogarse frente a la singularidad de su destino, que no alcanza a comprender: «Oh Jehová, ¿qué es el hombre para que en él pienses, o el hijo de hombre para que lo estimes?» (Salmos 144:3).
Pero la pregunta de Job y David, común a toda la raza en situaciones críticas, no la expresan con la desesperación del existencialista ante la nada, sino que la presentan delante del Hacedor.
Ambos tienen un Interlocutor, más allá de ellos, que posee todas las respuestas.
Si no alcanzan a percibirla, no caerán en el «vacío existencial» o en «el sinsentido de la vida», sino en una fe esperanzada puesta en quien los ha creado y maneja todos los hilos de sus vidas.
Los espero en la conclusión de este interesante blog, Grandes Bendiciones.