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Escrito por: Rubén Posligua Morales MSc.

Parte 1

Es el atributo divino que indica la disposición de Dios a darse a sí mismo y para el bien del otro.

Para en el mundo que vivimos hoy, lamentablemente no conocemos el verdadero significado del amor de Dios, en este pequeño comentario explicaré sobre ese tema de gran importancia para cada uno de nosotros.

Este atributo se considera su esencia principal, en el sentido de que todas las demás características divinas no son sino todas las expresiones de su amor.

Otros consideran que la santidad o la soberanía de Dios es su atributo principal. Otros más argumentan que no puede haber un solo atributo primario.

Independientemente de si uno ve el amor divino como la descripción central del ser de Dios, no hay duda de que cada atributo divino está en armonía con todos los demás.

Cada atributo expresa el amor inimaginable y abundante de Dios. Esto significa que Dios demuestra su amor no sólo en su bondad, misericordia, gracia, compasión y fidelidad, sino también en su santidad, justicia, celos e ira. Su amor es santo, así como su santidad es amorosa.

Dios no ejerce su amor únicamente hacia su creación, porque esto implicaría que Dios no se realizó completamente hasta que creó algo. Más bien, las relaciones trinas eternas entre Padre, Hijo y Espíritu se caracterizan por el amor.

El Dios de amor se ha manifiesto a través de su auto entrega, de la participación y comunicación de sí mismo. Su amor es personal y relacional.

El Antiguo Testamento representa la disposición divina hacia las relaciones amorosas mediante la palabra hebrea jesed (La fidelidad de Dios basada en el pacto).

A través de sus pactos con Israel, Yahvé se unió a su pueblo en un acto de profundo amor y reciprocidad, un amor que no es necesario por nada meritorio en ellos (Dt 7:7).

En el Nuevo Testamento, el amor de nuestro Dios se demuestra de la manera más conmovedora en la encarnación y muerte de Jesucristo, a través de las cuales Dios el Hijo intercambió la gloria celestial por la servidumbre terrenal y dio su vida por amor a sus amados enemigos (Fil 2:1–11).

Con amor, Dios se ha expuesto a un gran sufrimiento y violencia a manos de sus amados (Rom 5:6–10). Dios ama, como diría Santiago, no sólo de palabra sino, de hecho. Su amor es su disposición divina a estar pendiente de sus criaturas y actuar por su bien, incluso aunque eso suponga un elevado costo para él.

Dios no debería concebirse como alguien que vive bajo un estándar independiente de lo que cuenta como amor; más bien él mismo define el amor para la humanidad.

Dios es amor (1 Jn 4:8). El amor de Dios es un atributo comunicable en el sentido de que debe ser imitado por la humanidad. Como receptores del amor divino, los creyentes devuelven el amor, aunque de una manera humana limitada, tanto a Dios como a los demás.

Con sus propias acciones, Dios le enseña al mundo a amar de manera activa y sacrificial, no sólo a aquellos que se encuentran dentro de la propia familia o tribu, sino a cada prójimo (Mt 22:39–40), incluso a los enemigos (Mt 5:44).

En esta primera parte de este blog espero haber llamado tu atención, quieres saber un poco más… te espero en su conclusión. Grandes Bendiciones.

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