Ministerio Pastoral
Universidad Cristiana Logos
Blog de Estudios
Escrito por: Rubén Posligua Morales MSc.
Parte 2
Una de las quejas más comunes que la gente tiene en contra la iglesia es que siempre pide dinero. Un miembro de la iglesia tuvo ese punto de vista. Su pastor le amonestó por no escuchar la palabra de Dios y recibir el sacramento, pero ella permaneció impenitente, tratando de defenderse reclamando: “La iglesia siempre pide dinero”. Ella no había podido ver que sus ofrendas a la iglesia hubieron sido una expresión de su amor por el Salvador.
Nuestro viejo Adán, sin embargo, es igual de tacaño. Sólo nuestra nueva persona en Cristo considera cualquier petición para apoyar el trabajo de la iglesia y su misión como un aspecto importante de vivir la fe.
Dios nos ha dado la oportunidad de expresar la alegría que tenemos porque somos libres por Cristo, dejándonos decidir el “cuánto” y el “cuándo” dar. Él quiere que demos: a él, a su iglesia y a otros, libremente y de buena gana. ¿No hemos dado las gracias a Dios por la oportunidad de llevarle nuestras ofrendas? ¿No hemos hallado alegría en la expresión de nuestro amor por él quien nos amó primero? Esa es la libertad disfrutada.
¿Alguna vez usted ha tenido la sensación de que sólo usted y algunos otros estaban haciendo todo el trabajo en la congregación? En lugar de sentir lástima por nosotros mismos, deberíamos estar agradecidos por las muchas oportunidades de servicio que Dios nos da.
En vez de llevar a cabo ciertos deberes con un corazón cargado porque otros podrían ayudar y no lo hacen, deberíamos encontrar la alegría en el tiempo que damos para él quien dio todo por nosotros.
Los dones y talentos especiales que tenemos él nos ha dado para utilizar para su gloria y para el bienestar de los demás. Cualquiera que sea la responsabilidad que tenemos en la iglesia, la disfrutamos porque hemos sido librados en Cristo.
¿Disfruta usted dar testimonio a otros acerca de su fe? Aquí en la tierra todos los cristianos hemos sido llamados a ser testigos de Jesús. La Biblia nos da la siguiente palabra de ánimo: “Y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo aquel que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros” (1 Pedro 3:15).
Tenemos la esperanza segura y cierta de la salvación, porque Dios nos ha hecho su promesa en las Escrituras. Y nuestro Dios es Dios que es capaz y dispuesto a cumplir sus promesas.
No debemos esconder esa esperanza, sino que debemos compartirla con los demás. Debemos estar listos para dar testimonio a otros. Sabemos el plan de Dios de la salvación y somos creyentes en que Dios quiere llevar a todos los pecadores al arrepentimiento y salvarlos.
Gracias por su tiempo en leer este pequeño blog que nuestro Señor Jesús los Bendiga Grandemente.