Ministerio Pastoral
Universidad Cristiana Logos
Blog de Estudios
Escrito por: Rubén Posligua Morales MSc.
Parte 2
Primero, con respecto a la solución molinista, falla en fundamentar el llamado conocimiento medio de Dios en el conocimiento que Dios tiene de sí mismo. Más bien, afirma que los efectos libres y contingentes (eventos, acciones u otros) son conocidos por Dios como cosas independientes de la causalidad divina.
Sin embargo, esto haría que Dios y la perfección de Su conocimiento dependieran de algo que no es Dios, es decir de la creación. Así como ninguna criatura puede estar en el mundo sin la causalidad divina, de la misma manera tampoco se puede saber lo que haría una criatura si estuviera en el mundo sin la causalidad divina.
Decir lo contrario presupondría necesariamente un Dios cuyo conocimiento depende de la criatura y una criatura que es en algunos aspectos totalmente independiente de Dios. Ambas premisas son metafísicamente imposibles y bíblicamente incoherentes.
Regninald Garigou-Langrange, en el libro El Dios Único, 465-466, escribe:
El conocimiento de Dios no puede ser determinado por nada que sea extrínseco (es decir que este fuera) a Él, y que no sea causado por Él.
Pero así son los medios de comunicación de la ciencia, que dependen de la determinación del futuro libre y condicionado; pues esta determinación no viene de Dios, sino de la libertad humana, puesto que se encuentra en circunstancias tan particulares….
Así Dios sería dependiente de otro, sería pasivo en Su conocimiento, y ya no sería más un Acto Puro. El dilema no tiene solución: O Dios es el primer Ser determinante, o bien es determinado por otro. No hay otra alternativa. En otras palabras, la ciencia media implica una imperfección que no puede existir en Dios.
Charnock, en Existencia y Atributos, escribe:
Si él entendiera por imágenes tomadas de las criaturas, como nosotros, habría algo en Dios que no es Dios, es decir, las imágenes de cosas tomadas de objetos externos. Si estos es asi: Dios entonces dependería de las criaturas… (1:452).
De nuevo Charnock:
Como su esencia se representa a sí misma, así también representa a las criaturas y se las da a conocer. Como la esencia de Dios es eminentemente todas las cosas, así que al entender su esencia, él entiende eminentemente todas las cosas.
Y por eso no solo tiene un conocimiento de sí mismo, y otro conocimiento de las criaturas; sino que al conocerse a sí mismo como la causa original y ejemplar de todas las cosas, no puede ser ignorante de ninguna criatura, de la cual él es la causa de todas las cosas, no puede ser ignorante de ninguna criatura de la cual él es la causa.
De tal manera que él conoce todas las cosas, no por un entendimiento de ellas, sino por un entendimiento de sí mismo. (1:453).