Ministerio Pastoral
Universidad Cristiana Logos
Blog de Estudios
Escrito por: Rubén Posligua Morales MSc.
Parte 1
Este blog es para una animarlos y recordarles sobre algunos recursos que tenemos y debemos aplicarlos a nuestra iglesia a la luz de la pandemia del Covid-19.
Estas herramientas están diseñadas para ayudar a los pastores, líderes y miembros de la iglesia, a practicar estrategias para el futuro inmediato de nuestra iglesia.
La Gran Comisión no se detiene ante una tempestad, desempleo o una pandemia.
Sin embargo, la metodología del mensaje del evangelio es diferente en cada uno de esos casos y los contextos culturales y regionales que juegan un papel muy importante en la disposición de las herramientas o métodos a través de los cuales el evangelio ande más fácilmente.
Durante estos meses, muchas iglesias han tomado decisiones muy desafiantes con respecto a la manera que funciona su iglesia.
Las respuestas son desde no hacer absolutamente nada distinto para no alterar por completo todos los aspectos del servicio de adoración trasladando todo a las redes sociales.
Entre esos dos extremos se celebra el culto en la iglesia y hoy desde nuestro hogar, hay innumerables variedades de criterios.
Por supuesto, estas no son decisiones fáciles, e instamos a los pastores y líderes a abordarlos con docilidad, demostrando apoyo para otros que manejan estas decisiones de manera diferente.
Pero ¿debe ser la respuesta para cada iglesia hacer lo que es correcto a sus propios ojos? ¿Deberíamos aceptar todas las respuestas como igualmente válidas?
Ministerio de Adoración.
William Temple ha declarado: “A veces se dice que la conducta es de suprema importancia y que la adoración la ayuda.
La verdad es que la adoración es de suprema importancia y la conducta la demuestra.”
Nada es más cierto que esto. Esta es la razón por la que una iglesia viva es la que privilegia su ministerio de adoración, es decir, su leitourgía.
Esta palabra griega significa adoración y reverencia a Dios. Consiste en traer alabanzas, acciones de gracias y adoración a Dios como la parte central y primordial de nuestro servicio a él.
Nuestra adoración se puede expresar de manera individual o como congregación. Sin embargo, su enfoque es colectivo, cuando como comunidad cristiana nos reunimos delante de él en oración, alabanza y predicación.
En la reunión de los santos juntos para adorar a Dios (Hebreos 10:25), la edificación de los santos (Efesios 4:11-16) y la proclamación del Evangelio (Hechos 1:8).
La congregación que describe la biblia necesita congregarse cara a cara o morirá. No podemos abandonar la reunión de la iglesia local.
Motivado por el amor a Cristo.
El conocer a Cristo y comprender su gran amor por la humanidad nos impulsa a servirle, pero aún más, hace que nosotros le amemos.
Nosotros le amamos porque él nos amó primero (1 Juan 4:19), y nos capacita para amar a otros.
El amor debe ser nuestro principal motivo para servir a las personas.
Debe ser el poder que nos sostiene y nos permite soportar las numerosas dificultades del liderazgo.
Nuestro Señor dice que “el primero y grande mandamiento” es amar a Dios con la totalidad de nuestro ser “con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente” (Mateo 22:35–40).
Jesucristo debe ser el objeto supremo de nuestros afectos. Él debe ser amado, atesorado y gozado más que ningún otro y que cualquier otra cosa en el mundo. Debe ser amado sobre todas las otras personas, aun los miembros más cercanos de nuestra familia: “El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a hijo o hija más que a mí, no es digno de mí” (Mateo 10:37).
No te pierdas nuestro próximo blog en el cual encontraras más herramientas, te esperamos Grandes Bendiciones.