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Escrito por: Rubén Posligua Morales MSc.

Parte 2

El tercer punto incomprensible acerca de la felicidad cristiana es que a veces la manera para ser felices no es dejando de preocuparse, sino más bien preocupándose acerca de algo diferente. 

Supongamos que estamos infelices acerca de un problema que nos afecta. Nos estamos engañando a nosotros mismos si pensamos que todo lo que nos hace falta para ser felices es que el problema sea quitado.

La cosa que realmente nos hace infelices es el pecado. Si fuéramos a preocuparnos más acerca de eso, nuestros otros problemas ya no parecerían tan grandes. Un pecado en particular que los creyentes son propensos a cometer es olvidarse que todo lo que tienen viene de Dios. 

Entonces, se olvidan de agradecerle y comienzan a echarle la culpa por las cosas que están sufriendo. Si se acordaran de que Dios siempre les trata mejor de lo que merecen, entonces sería más sencillo ser felices, aún en tiempos de dificultad.

El cuarto punto acerca de la felicidad cristiana que puede ser un misterio es que los problemas no necesitan ser quitados de nosotros para ser felices. 

A menudo Dios nos bendice mientras que estamos sufriendo. Pablo escribió: “porque el deseo de la carne es contra el espíritu y el del espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis.” Gal. 5:17.

Esta lucha está ocurriendo todo el tiempo dentro de cada creyente. A veces resulta que un problema nos ayuda a triunfar sobre la naturaleza pecaminosa, y acercarnos más a Dios, y en esta forma el problema se convierte en una bendición.

En quinto lugar, de este secreto sobre la felicidad cristiana es que la felicidad no se logra por desear más u obtener más, sino por hacer más. El creyente se dice a sí mismo: “Dios está detrás de lo que me acontece, y es debido a El que ya no estoy tan feliz como lo estuve antes. 

Pero no debo quejarme, sino que debo buscar nuevas maneras de servir a Dios y encontrar felicidad en obedecerle”. Los creyentes siempre serán más felices sirviendo a Dios en la situación en que se encuentren, y no afanándose por las cosas que no tienen.

En sexto lugar, el secreto acerca de la felicidad cristiana es que los creyentes llegan a ser felices, aprendiendo a aceptar la voluntad de Dios, como lo mejor para ellos. Cuando aprenden eso, ya no les preocupa el no obtener exactamente lo que quieren. 

Ahora son felices con lo que Dios quiere, amando lo que El ama y aborreciendo lo que El aborrece. Ahora dicen: “Dios me ha hecho sabio espiritualmente, me ha hecho santo, me ha enseñado a aceptar su voluntad como lo mejor. Porque Él está satisfecho y es glorificado por ello, estoy feliz.”

Podemos resumir estos seis secretos diciendo que lo que hace al creyente feliz es el hecho de que Dios le está haciendo santo. Cuando Santiago escribió en capítulo 4, versículo 1, “¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre nosotros? ¿No es de vuestras pasiones las cuales combaten en vuestros miembros?”, estaba enseñando que la causa de la infelicidad de los creyentes es el pecado en sus vidas. 

Gracias por llegar hasta este punto en donde usted ya entiende este maravilloso secreto para aplicarlo en su vida y tener este precioso tesoro para continuar con una relación del verdadero cristiano con nuestro Salvador El Señor Jesús.

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